El papel del hombre en los métodos naturales

Uno de los asuntos más controvertidos y recurrentes a la hora de abordar el tema de los métodos naturales es el papel del esposo. En numerosas ocasiones los chicos varones en el aula sacan el argumento de que los métodos naturales es cosa ‘de ellas’ para desentenderse del tema.

Es importante advertir que nada más lejos dela realidad. Los métodos naturales implican toda una filosofía, una antropología subyacente, un estilo de vida (como lo queramos decir) que conlleva necesariamente en la práctica de pareja, de matrimonio, es decir: el diálogo, la reflexión y hasta el discernimiento compartido.

Siempre hay un primer nivel en esto, que vendría a ser el de conocer la lógica anatómica y fisiológica de la fertilidad femenina; conociendo comparativamente las claves masculina y femenina es más fácil caer en la cuenta de la diferencia y así facilitar la comprensión del otro, la previsión y la empatía profunda.

Un segundo paso, además de conocer y comprender los procesos fisiológicos de la mujer, sería implicarse en los registros propios de la gráfica sintotérmica. Este detalle, aunque pueda parecer pequeño y hasta insignificante, es muy relevante para hacer propio todo el proceso. Los métodos naturales suponen reconocer que a través de mecanismos y desarrollos diferentes se puede converger en respeto y armonía; sin atropellar.

Luego vendría el nivel de interpretación común de las gráficas y la toma de decisiones conjunta. A menudo, y lo decimos por experiencia, la gráfica sirve de buena excusa para iniciar diálogos, como catalizador de conversaciones que pueden acabar Dios sabe dónde…

Por tanto el papel del varón en los métodos naturales vividos en pareja, en matrimonio, es muy importante como apoyo y estímulo, como refuerzo logístico, como puntal de todo el proceso. Para la mujer poder compartir la marcha de esa fertilidad compartida supone un alivio, seguridad y en cierta medida una complicidad, base de la confianza.