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Carta a unos novios

¡Hola! Os escribimos esta carta porque somos un matrimonio de cincuentones y nos parece muy importante que la experiencia y el terreno andado por unos sea útil a otros.

En primer lugar enamorarse es como el arcoiris, aunque lo veas al alcance de la mano nunca lo alcanzas del todo; es como todas las grandes experiencias, nadie te la puede discutir pero nunca hay palabras exactas para describirlas; es como la vid, si quieres comer uvas tienes que tener paciencia, respetar los ritmos precisos y no olvidar los cuidados oportunos.

No queremos hacer un recetario ni una lista de recomendaciones: sólo un par de cosas por propia experiencia: arriesgad, compartid ideales… que vuestra unión sea en clave de grandes y nobles propuestas; ya sabéis: apuntad alto para dar en la diana, la solidaridad como compartir hasta lo necesario puede ser una meta digna. Nosotros, como católicos, a eso le llamamos Dios. Sólo así el centro del amor no seréis vosotros mismos sino los demás; para nosotros ha sido clave implicarnos asociadamente en la lucha por la justicia.

En cuanto a la sexualidad, es muy importante que no la trivialicéis; tanto el hombre como la mujer tenemos que dejarnos educar por el otro para armonizar la relación, acompasar ritmos y entender la fisiología, la forma de ser y de sentir del otro, para aspirar a la complementariedad, aquí para nosotros ha sido muy importante implicarnos en la práctica del método sintotérmico como método natural de autoconocimiento de la fertilidad.

Cuidad las pequeñas cosas, no tengáis miedo a equivocaros ni a corregir cuando se mete la pata, pediros perdón mutuamente y no os acostéis nunca con resentimiento hacia el otro. Nuestra experiencia nos dice que las tensiones, las tendencias negativas no desaparecen nunca, son como el pelo, siempre sigue creciendo; pero con diálogo y oración o intimidad compartida se va avanzando. Compartir ratos de silencio, dialogad sin palabras y con ellas.

No tengáis miedo a pedir consejo, a aprender de otros, a amaros en profundidad; en nuestra civilización de la autosuficiencia parece que yo lo puedo todo y siempre eso es mentira. Con el paso del tiempo lo iréis descubriendo. Si sois creyentes no desaprovechéis las fantásticas herramientas que tenéis en la Iglesia: los sacramentos, la historia, la comunidad, el magisterio…

Bueno, en realidad esta carta no pretende ser más que un brindis por vuestro amor, lleno de incertidumbres como es lógico, pero amor que germina como las flores, como todo lo que implica vida. Nosotros llevamos casi 30 años de casados, más otros cuantos de novios y os aseguramos que el noviazgo es importante para aprender a cogerse de la mano, a acompasar los latidos del corazón, sincronizar la marcha de nuestros pies y aprender a mirar al mismo horizonte. ¡Ánimo!

Isabela y Gayfa


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