¿Por qué no paramos los genocidios?
- Etemi 6
- 10 jul
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Entrado el s.XXI por primera vez vivimos genocidios televisados en directo. Palestina, Sudán, el Congo… Esto sucede porque son pobres y por tanto sin poder político o por lo contrario porque son ricos, para robarles mejor. Hasta ahora los genocidios se escondían, disimulaban; ahora alardean porque se saben impunes. Cada generación en cuestiones éticas tenemos la obligación de aprender de la historia y pensar en el futuro de la humanidad.
Un genocidio es mucho peor que una guerra, es un crimen colectivo, el asesinato premeditado de un pueblo bajo cualquier excusa por una persona, grupo o pueblo que se cree superior o con derecho masacrarlos. No caigamos en la trampa de la falsa retórica palabrera, ni en las tibiezas, ni en las ambigüedades o equidistancias. En esto tenemos el deber de ser radicales, noviolentos e ir a la raíz del genocidio: un odio sostenido y amplificado por mentiras e intereses inmorales.
La persona que se desentiende o calla ante un crimen atenta contra su propia humanidad y se hace cómplice del mismo. No podemos acostumbrarnos al genocidio, a la barbarie, ni justificarla, ni disculparla, ni mirar para otro lado.
Cuando son las instituciones y los países los que callan el panorama es desolador. Ahora mismo el panorama en Gaza y en Sudán no puede ser más desgarrador: el hambre de poblaciones enteras como herramienta deliberada de guerra armada del otro bando ante la inacción interesada del mundo. Se acaban los adjetivos.
Pero ¿qué es un genocidio, un holocausto, un exterminio? El lenguaje es muy importante y más cuando está en juego la vida de las personas y los pueblos. Cuando algunos pensaban que nos acercábamos a una etapa sin guerras nos encontramos que más bien nos acercamos a una época de genocidios, holocaustos y exterminios de nuevo diseño.
La ONU distingue entre genocidio (holocausto o exterminio), crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra: matanzas o agresiones humanas de mayor trascendencia en el mundo. Veámoslo despacio:
El genocidio lo podemos entender como la destrucción sistemática y deliberada de un grupo humano por razones étnicas, raciales, religiosas, sexuales o nacionales, ya sea de todo el grupo o de una parte de este.

Definido en el artículo 2 de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (CPSDG) de 1948 como "cualquiera de los siguientes actos cometidos con la intención de destruir, de manera total o parcial, un grupo nacional, étnico, racial o religioso, tales como: la matanza de miembros del grupo; lesiones graves a la integridad física o mental de los miembros del grupo; sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia y acarrear su destrucción física, total o parcial; medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo."
Podemos incluir asesinatos en masa, deportaciones en masa, democidios, privación de alimentos u otras necesidades básicas, muerte intencionada por enfermedades infecciosas o una combinación de éstos, aunque exista o no evidencia documental de los perpetradores.
Los genocidios al ser un asesinato sistemático, total o parcialmente de una población, no está sujeto a una estructura o a una serie de pasos prefijados, sino que más bien queda sujeto al capricho y la arbitrariedad de los genocidas la manera de ejecutar dicho delito.
Aunque normalmente se dan algunas claves comunes: se selecciona y condena a un grupo humano por cualquier motivo, despojándolo de todo derecho; se separa física mediante desplazamientos y aislamientos obligatorios. El genocida tiene el poder y autoridad de determinar si sus víctimas deben vivir el terror, trabajar forzosamente o morir.
Los genocidios en la época moderna han estado vinculados a la colonización y descolonización en África, América o Asia. Más recientemente, en el s XX han sido en base a la miseria, el hambre y la esclavitud de la mayoría de la humanidad producto del imperialismo económico transnacional, supraestatal.
En el último siglo y sin ánimo de ser definitivos debemos reconocer el vergonzoso catálogo de grandes heridas, llagas de la humanidad, algunos de los últimos genocidios:
Según países:
de Namibia por Alemania(1904-1907)
armenio, asirio y griego por Turquía (15)
ucraniano por la URSS (32-33)
haitiano por R. Dominicana (37)
tibetano por China (59)
China por el imperio japonés. Nankín (37-38)
Indonesia por el Partido Comunista Indonesio (65-66)
Bangladesh por Pakistán (71)
Camboya por los Jemeres Rojos (75-79)
Guatemala (81-83)
Bosnia-Herzegobina por Serbia (95)
Afganistán por la URRS (79)
Burundi (72-93)
Timor Oriental por Indonesia (75-99)
Según pueblos perseguidos como:
kurdos (Turquía, Siria, Irak)
Biharis y Chakmas indígenas (Bangladesh)
Rohinyás (Myanmar)
Uigures (China)
Según países genocidas:
por Rusia(16), contra Ukrania (2021-25)
purgas de la URSS (20-30),
por Japón en el pacífico (37-45),
por la Alemania nazi (38-45) (judíos, discapacitados, gitanos, cristianos, homosexuales, polacos…)
Palestina por Israel, aun vigente

Los crímenes de lesa humanidad son ataques generalizados o sistemáticos contra civiles. Incluyen delitos como el homicidio, la esclavitud, el traslado forzoso, la violación, la esterilización forzada u otros actos de violencia sexual, la tortura, las detenciones arbitrarias, la desaparición forzada, la persecución de determinados grupos de la población, la segregación racial, y en general todos aquellos actos cometidos con la intención de causar grandes sufrimientos, atentar gravemente contra la integridad física o la salud mental o física de las víctimas.
A menudo es infringido a través de hambrunas provocadas como la de Holodomor, la hambruna soviética en Ucrania (32-33), en Bengala bajo el Imperio británico (43) o la vietnamita bajo el imperialismo japonés (45).
Los crímenes de guerra son muy parecidos, son infracciones graves del Derecho Internacional Humanitario cometidas en un conflicto armado y por las violaciones del Derecho Internacional. Incluye: el asesinato, los malos tratos o la deportación para obligar a realizar trabajos forzados a la población civil de los territorios ocupados, el asesinato o los maltratos de los prisioneros de guerra o de náufragos, la toma y ejecución de rehenes, el pillaje de bienes públicos o privados, la destrucción sin motivo de ciudades y pueblos, la devastación que no se justifique por la necesidad militar. Como el caso del genocidio contra las mujeres en Afganistán o los países de Arabia. Es muy frecuente en las guerras civiles como la de Nigeria, la de Sudán o el Congo aun vigentes.
Todos tendremos que rendir cuentas por los genocidios de la humanidad ante las siguientes generaciones y ante nuestra propia conciencia. En nuestra época que tenemos el juicio de la historia y de la ética acumulada un genocidio se hace cada vez más injustificable, más culpable.
La pregunta clave sigue ahí ¿Por qué no paramos los genocidios? ¿no sabemos, no podemos o simplemente no lo queremos con la suficiente determinación? A menudo nos refugiamos en el lamento, el odio, la teorización o la evasión para no coger el toro por los cuernos de forma organizada, sistemática y pacífica, aprendiendo de la historia de los de abajo y mirando el futuro.
Primero debemos cultivar la virtud de la indignación, la rebeldía, el inconformismo. Además generar opinión pública solidaria con las víctimas, fortalecer una cultura del respeto a toda vida humana, a la dignidad esencial, sagrada, de todo ser humano. Posiblemente la clave de la respuesta está en entender que detrás de todo genocidio hay un gran negocio que es preciso evidenciar para desactivarlo.
La lucha por la justicia a todos los niveles: internacional, regional, familiar, personal… en lo cultural, en lo legal, en lo moral, en lo político o económico. No hay verdadera paz sin justicia. Todo eso es importante pero es necesario mucho más: asociarnos, ser creativos en la acción institucional para ser respuesta válida en el momento histórico que nos ha tocado vivir. Todos tenemos mucho que hacer en eso que llamamos la más alta caridad, la caridad política.
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